viernes, 5 de marzo de 2010

Chejov a A.N. Pleschéev


Moscú, 10 de febrero de 1890.

Gentil Alexéi Nikoláevich, finalmente yo, pasando por el fuego, el agua y los tubos de cobre1, me instalé en Moscú y estoy sentado en silencio y tranquilo en mi mesa. Cavilo sobre los pecados cometidos por mí, sobre los mil barriles de vino bebidos por mí, sobre mis visitas a Gálkin2, y demás y demás. En el mes vivido por mí en Peter, he concluido tantos asuntos grandes y pequeños, que a mí, al mismo tiempo, deben hacerme general y colgarme.
Me preparo para Sajalín y leo toda clase de tontería, relacionada con ésta. Yo voy, eso está decidido de modo irrevocable. Me iré en abril, cuando se deshiele el Káma; por lo tanto, antes de la partida, alcanzaré aún a cansarlo con mis cartas.
Leí mi Silvano... Esto es lo que decidí. El Silvano será leído otra vez, corregido y enviado al Heraldo del norte. ¡Que sea cumplido su deseo! Le mandaré la pieza cerca del 20 de febrero3 con un ruego encarecido: si no le gusta, me la regresa de vuelta para su eliminación.
En Moscú están de visita Suvórin y Grigoróvich. El primero vino aquí a descansar, y el segundo recibió cierta comisión de servicio.
Vi Fedra4. Bien, pero aburrido. En general, en Moscú está aburrido...
Todos los míos le envían un saludo de corazón. Yo lo abrazo fuertemente, y le agradezco por la cordialidad y la hospitalidad.
Esta gratitud compártala con toda su familia, a la que reverencio de modo profundo. Que esté dichoso y saludable...
Suyo, A. Chejov.
1“Pasando por el fuego, el agua y los tubos de cobre”, alusión a la fórmula de los alquimistas para trasmutar los metales en oro.
2Mijaíl Gálkin-Vráskii, director de la Gerencia principal de cárceles, adjunta al Ministerio de asuntos internos.
3Alexéi Pleschéev recibe El Silvano el 17 de marzo, cuando, tras pelearse con A.M. Yevréinova, redactora de la revista, abandona la redacción de ésta.
4Fedra, tragedia de Jean Racine, estrenada en el Teatro Máli de Moscú el 30 de enero de 1890, en beneficio de M.N. Yermolóva.

Imagen: Vladimir Krylov, Temple of the Basil the Blessed, 1999.