domingo, 14 de febrero de 2010

Chejov a N.N. Obolónskii


Ekaterimburgo, 29 de abril de 1890.

¡Hurrааа!
Enviar un telegrama a Vorozhbá yo, tras una reflexión madura, lo encontré riesgoso; Vorozhbá es un concepto elástico, o sea, usted se casa a 37 vérstas de ésta, ¿y quién me garantiza a mí, que mi telegrama le será entregado? Usted mismo no adivinará preguntar en la estación, ya que ustedes, los olímpicos, con nosotros, los anfibios, no tienen ahora ningún asunto...
Prefiero escribir una carta conmovedora.
Así, gentilísimo, buenísimo y dorado Nikolai Nikoláevich1, lo felicito a usted y a Sofía Vitálievna2 por su matrimonio legal, y les deseo a ambos dicha, riqueza, paz, concordia, éxito en los asuntos y 18 almas de niños de ambos sexos. Les grito hurrа y bebo a vuestra salud (por supuesto, mentalmente).
Estoy ahora en Ekaterimburgo, mi pie derecho en Europa, y el izquierdo en Asia. El tiempo, expresándome suavemente, es repulsivo... ¡Ay, cómo cambió mi vida! La blancura de mis camisones de dieciocho rublos, me la sustituye aquí la nieve, que recubre las calzadas; el calor lo sustituye el frío cruel; en lugar de tales hombres gentiles como usted, yo veo a mi alrededor asiáticos frentudos y de pómulos salientes, que proceden de la cópula del hierro fundido uralesco con la bielúga3... Suspire por lástima en mi dirección, como yo ahora suspiro por envidia a usted.
Atestiguo a Sofía Vitálievna mi sincero respeto y repito mis deseos.
Que esté saludable, dichoso y no olvide a
Su A. Chejov.
1Nikolai Nikoláevich Obolónskii, médico, conocido de la familia Chejov.
2
Sofía Vitálievna Cheriepóva, bailarina, esposa de Nikolai Obolónskii.
3Bielúga, esturión blanco.

Imagen: Alexander Matrehin, The Nikitskiy Monastery in Pereslavl-Zalesskiy, 2003.