lunes, 3 de diciembre de 2007

Sobre marzo


El mes de marzo recibió su nombre de Marte que, si creerle al manual de Ilováiskii1, era el dios de la guerra. La hoja de servicio de esta almita-militar está perdida, y por eso no se sabe casi nada de su persona. A juzgar por el carácter de sus empresas amorosas y el crédito de que gozaba con Baco, se debe pensar que él, al ocupar el puesto de dios de la guerra, fue asignado a la infantería de la armada, y tenía un grado no menor al de capitán ayudante. Su tarjeta de visita era probablemente así: Capitán-ayudante Marte, dios de la guerra. Por lo tanto, marzo es el mes de los militares y de todos aquellos, que tienen roce con el departamento militar: los intendentes, los médicos militares, los pintores de batalla, las estudiantas de instituto y demás. Figura en la plantilla de rangos como el tercer mes del año, y tiene por permiso de la jefatura 31 días. Los romanos, en este mes, celebraban las tal llamadas Hilaria, festividad en honor de Nikíta Hiliárov-Platónov2 y de la diosa Cibeles. Cibeles se llamaba la diosa de la tierra. En su certificado de nacimiento consta que era hija del Sol, esposa de Saturno, madre de Júpiter, en una palabra, un personaje astronómico con derecho a apartamento público en el observatorio Púlkovskaya3. Inventó el tambor, el trombón, el caramillo y el arte veterinaria. Era, por lo tanto, música y curandera, una combinación que las músicas modernas ignoran. En este mismo mes, los romanos celebraban el santo de Venus, la diosa del amor, el matrimonio (legal e ilegal), la belleza, los polisones y los ungüentos mercuriales. Nació esta Venus de la espuma marina, de la misma forma que nuestras señoritas nacen de la muselina4. Fue esposa del cojo Vulcano, que acuñaba monedas falsas para los dioses y hacía redes finas para la caza de los amantes audaces. Vivía de la manutención de todos los dioses y amaba con desinterés sólo a Marte. Cuando le cansaban los dioses, descendía a la tierra y armaba pequeñas intrigas entre los funcionarios de la administración civil: Eneas, Adonis y otros. Protege a los peluqueros de damas, los maestros de literatura y al doctor Tarnóvskii5. En la fiesta de marzo, le traían de ofrenda gatos y alumnos de gimnasio, que empiezan a enamorarse comúnmente desde marzo. Entre nuestros antepasados, marzo se llamaba abedumal. Karamzín6 pensaba que nuestros antepasados quemaban en marzo carbón de abedul, de donde procede, en su opinión, el motejo de abedumal. Las personas que han sido muy zurradas, saben que esa palabra procede de las palabras “abedul” y “mal”, ya que el abedul nunca trabaja con tanto mal y energía, como antes de los exámenes7. Para nuestro Néstor8, marzo era el primer mes del año. Para los romanos también.

1Dmítrii Ilováiskii, historiador, autor de El mundo antiguo y la Edad media, Guía de Historia universal, La nueva historia y otros manuales célebres en la Rusia zarista.
2N.H. Platónov, editor y publicista conocido.
3Observatorio astronómico central Púlkovskaya, fundado en 1839, en las cercanías de San Petersburgo.
4Señorita de muselina (sentido irónico), señorita melindrosa.
5Veniamín Tarnóvskii, médico, venereólogo, especialista en la patología de la sífilis y la curación de las enfermedades venéreas.
6Nikolái Karamzín, escritor, historiador, autor de las Cartas de un viajero ruso, La pobre Liza e Historia del estado ruso, entre otras obras.
7En la Rusia zarista existe la costumbre de zurrar a los chicos con ramas de abedul.
8Néstor, escritor antiguo ruso de los siglos XI-XII, monje del Monasterio de Kíev-Pechórskii, autor de la primera redacción de los Relatos de los años pasajeros.

Título original: O marte, publicado por primera vez en la revista Oskolki, 1885, Nº 11, con la firma: “El hombre sin bazo”.
Imagen: Diego Velázquez, Mars, 1639-41.