jueves, 20 de diciembre de 2007

Para las características de los pueblos (De los apuntes de un miembro inocente de la Sociedad geográfica rusa)


Los franceses son notables por su ligereza. Leen novelas indiscretas, se casan sin permiso de los padres, no obedecen a los porteros, no respetan a los mayores, e incluso no leen Las noticias moscovitas. Son tan inmorales, que todos los consistorios franceses están abarrotados de causas de divorcio. Sara Bernard, por ejemplo, se divorcia tan a menudo de sus esposos, que un secretario de consistorio, por su gracia, se hizo de dos casas. Las mujeres se hacen actrices de opereta y pasean por la Niévskii, y los hombres hornean panes franceses y cantan la Marsellesa. Hay muchos alfonsos: Alphonse Daudet, Alphonse Rallet1, y otros...
Los suecos lucharon contra Pedro el Grande, y le dieron a nuestro compatriota la macarrónica idea de los cerillos suecos, pero no le enseñaron cómo hacer esos cerillos fácilmente inflamables y servibles para el consumo. Montan a las suecas, escuchan en los restaurantes el canto de las suecas y engrasan las ruedas con brea noruega. Viven en lugares apartados.
Los griegos se dedican con preferencia al comercio. Venden esponjas, pececitos dorados, vino santorino y jabón griego, los que no tienen derechos comerciales llevan monos, o se dedican a la enseñanza de lenguas antiguas. En el tiempo libre de ocupaciones, pescan cerca de las aduanas de Odesa y de Taganróg. Se alimentan con alimentos de mala calidad, preparados en los bodegones griegos, y mueren de éstos mismos. Entre ellos se encuentran a veces hombres elevados: así, el dueño del restaurante tártaro de Moscú, Vlados, es un hombre muy alto y muy gordo.
Los españoles tocan la guitarra día y noche, se baten en duelo bajo las ventanas y mantienen correspondencia con el hacendado de Zvienígorod, Konstantín Shilóvskii, que compuso El tigrecito y Deseo ser español2. En el servicio estatal no son aceptados, ya que llevan cabellos largos y capas. Se casan por amor, pero al instante, después de la boda, acuchillan a sus esposas por celos, a pesar incluso de la exhortación de los inspectores españoles, que en España son estimados. Se dedican a la confección de moscas cantáridas.
Los cherquesos todos, hasta el último, tienen el título de “excelencia”. Comen trocitos de carnero, toman vino kajetiáno y se pelean en las redacciones. Se dedican a la confección de la antigua arma caucasiana, no piensan nunca en nada, y poseen largas narices para su cómoda retirada de los lugares públicos, donde producen desórdenes.
Los persas luchan contra las chinches, pulgas y cucarachas rusas, con cuyo objetivo preparan el talco pérsico. Luchan ya hace tiempo, sin embargo aún no vencieron y, a juzgar por los tamaños de las plumas de los mercaderes y las rajaduras en las camas de los funcionarios, vencerán apenas no pronto. Los persas ricos se sientan en las alfombras persas, y los pobres en los palos; además, los primeros experimentan mucho más placer que los segundos. Llevan la orden de El león y el sol3, cuya orden tienen nuestro Yúlii Shreyer4, que conquistó las simpatías pérsicas, Ríkov5, que brindó a Rusia servicios pérsicos, y muchos mercaderes moscovitas, por su no endeble apoyo a la causa de la mencionada guerra contra los insectos.
Los ingleses valoran mucho el tiempo. “El tiempo es dinero”, dicen ellos, y por eso a su sastre, en lugar de dinero, le pagan con tiempo. Están ocupados de modo constante: pronuncian discursos en los mítines, viajan en barcos y envenenan a los chinos con opio. No tienen ocio... No tienen tiempo para almorzar, estar en los bailes, andar al rendez-vous, darse vapor en el baño. Al rendez-vous, en su lugar, envían a los comisionistas, a los que conceden ilimitadas plenipotencias. Los hijos, nacidos de los comisionistas, son reconocidos como legales. Vive este pueblo práctico en los clubes ingleses, en el malecón inglés y en el almacén inglés. Se alimenta de sal inglesa y muere de enfermedad inglesa.

1Alphonse Rallet, dueño de una fábrica de perfumes.
2El tigrecito, Deseo ser español, romanzas populares de Konstantín Shilóvskii.
3El león y el sol, orden extranjera popular en Rusia, obtenida a menudo por vía ilegal.
4Y.O. Shreyer, artillero de profesión, tras retirarse se convierte en periodista, y durante la guerra franco-prusiana publica reportes “desde el campo de batalla”.
5Iván Ríkov, director del Banco de Skopín, juzgado y condenado por desfalcar y hacer quebrar dicha institución bancaria.

Título original: K jarakteristike narodov, publicado por primera vez en la revista Oskolki, 1884, Nº 46, con la firma: “El hombre sin bazo”.
Imagen: Claude Monet, El carnaval en el Boulevard des Capucines, 1873.