miércoles, 5 de diciembre de 2007

Chejov a M.I. Chaikóvskii


Moscú, 16 de abril de 1890.

Hasta pronto, gentil Modést Ilích, yo desaparezco. Le deseo todo lo bueno. Una reverencia y un saludo a Piótr Ilích. Si me escribe dos-tres líneas, pues estaré más que agradecido, ya que la isla Sajalín es célebre por sus neblinas y su aburrimiento opresivo1. Mi dirección: Puesto Alexándrovskii en la i. Sajalín. Todo lo que escriba antes del 25 de julio lo recibiré, lo escrito después ya no me hallará en esa isla. El barco donde regresaré a la patria saldrá de Odesa el 1ro de agosto, éste me llevará el correo. Las cartas enviadas antes de junio irán por vía terrestre a través de Siberia.
Cuando en octubre o noviembre lo vayan a llamar por La sinfonía, imagine que yo estoy sentado en el gallinero y le aplaudo junto a los otros; y cuando vaya a cenar después del espectáculo, recuérdeme en sus santas plegarias.

Le estrecho la mano fuertemente.
Suyo, A. Chejov.

1Pável Svobódin escribe a Chejov el 9 de abril de 1890: “¿Qué fantasía absurda es esa , -me decía sobre usted hace poco un literato, -de ir seguro a estudiar a los forzados? , ¿como si no hubiera nada en este mundo digno de estudio, excepto Sajalín? Yo le repliqué que, en efecto, no todo el camino se compondría de forzados, que se hallarían muchas cosas además de esos desdichados en el largo camino a Sajalín” (Correspondencia de A.P. Chejov, t. 2, pag. 56).

Imagen: Denis Sholokhov, Sergiev-Posad. Día sereno.